DIRECCIÓN: Anne Fontaine. ORIGEN: Polonia, Francia.
GÉNERO: drama. AÑO: 2015.
CON: Joanna Kulig, Lou de Laâge, Agata Kulesza y Agata Buzek.
DURACIÓN: 100 minutos.
CALIFICACIÓN: apta para mayores de 16 años.
El horror de la guerra se manifiesta de muchas maneras y no sólo en combate. Las poblaciones civiles arrasadas y el coletazo de sociedades destrozadas se mantiene más allá del sonido de las armas y deja huellas en las almas y en los cuerpos.
“Las inocentes” ficciona desde su guión una historia real ocurrida en la última etapa de la Segunda Guerra Mundial. En agosto de 1945, una joven enfermera es enviada por la Cruz Roja francesa a un monasterio cerca de la desvastada Varsovia, en la sufrida Polonia, con el objetivo declarado de facilitar y asegurar la repatriación de los prisioneros heridos en la frontera con Alemania.
Pero al llegar, Mathilde Beaulieu (el personaje interpretado por Joanna Kulig) descubre que el lugar encierra un secreto: muchas de las hermanas del convento están embarazadas, luego de que fueron violadas por soldados del Ejército Rojo de la Unión Soviética en su avance implacable hacia Berlín. En medio del desconcierto y la inexperiencia, deberá afrontar la nueva situación y cumplir con su misión de brindar ayuda y contención a las personas que más lo necesitan, en medio de la desolación, la destrucción y un paisaje helado, que no brinda ningún alivio a las almas sacudidas, tal como se expone en la fotografía austera y dura.
“Cuando la guerra terminó para unos, empezó el infierno para nosotras”, afirma en un pasaje de la película la madre superiora a la enfermera, convertida en un ser necesario para todas, que plantea desde su ateísmo cómo es posible que haya ocurrido lo que pasó. Mientras tanto, los embarazos no deseados están llegando a su fin en medio de la vergüenza, el dolor, los miedos y el ocultamiento.
La dirección de este elogiado filme está a cargo de Anne Fontaine, quien tiene como antecedentes películas muy distintas del género dramático que aborda ahora, como son “Dos madres perfectas” y “Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel”.
Pensar que los abusos y las miserias humanas que rodean un conflicto bélico son cosas del pasado evidenciaría una inocencia incomprensible cuando la esclavitud sexual está entre los horrores que se viven actualmente en los conflictos existentes, como la actividad del ISIS en Siria, Irak y Libia. El ejemplo más cercano es el premio Sajarov a la Libertad de Conciencia otorgado por el Parlamento Europeo hace una semana a las yazidíes Nadia Murad y Lamiya Aji, secuestradas por los terroristas islámicos en 2014 para ser sometidas por los fanáticos religiosos. El infierno sigue en la tierra.